Ahora que sabemos que de amor ya no se muere ni en Teruel, aunque Teruel existe, según Guitarte, una amiga me dice que le escriba una canción de amor para San Valentín. Y vaya por Dios que lo intenté... (Que se la escriba y la cante el Sabina).
Escaso de imaginación, esta mañana no me adentré en Les Seniaes ni fui a la Casa de la Cultura (si yo fuera un dios poeta, porque hablo de política, a los votantes les impondría como castigo ir a la Casa de la Cultura sin botella de oxígeno como al monte Everest y en la penumbra de la biblioteca leer un libro) para que el amor y el odio no se equivoquen. (Te aseguro que es muy difícil y doloroso olvidar). Fui al río, y a la altura del cementerio me vino a la cabeza un viejo axioma político de otra vida mía y otros tiempos: "Sin unidad no hay victoria". Digo yo que entonces, si fuera cierto el viejo axioma y hubiera victoria sin unidad, sería una victoria tan escasa que parecería una derrota. Sin unidad todos perdemos. La obligación del político es ejercer el cargo considerando el interés general y nunca el personal. "Sin unidad no hay victoria" y "la unión hace la fuerza".
Imperfecta nuestra democracia, mientras no haya alternancia, más imperfecta si cabe. Somos hijos malcriados. Y sí, "donde las dan las toman", por eso, ándense con cuidado señores de los partidos políticos que la ciudadanía está harta de ustedes y ya es tarde para pactar con Lucifer, pero no es tarde para golpear donde más duele. Recuerden la advertencia: vivir es un regalo, vivir sin achaques de salud un privilegio, vivir plenamente una decisión que corresponde a cada cual tomar. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario