viernes, 24 de enero de 2020

Las desgracias nunca vienen solas.

Las desgracias nunca vienen solas, y yo me atrevería a asegurar, que si no tomamos medidas a tiempo crean hábitos y los hábitos costumbres y, como diría una amiga ida, las costumbres cultura de pueblo ¿? La cultura. Qué cultura ni qué cultura.

Las desgracias nunca vienen solas, y quiero decir que en el pueblo de Patricia cayó una hora de pedrisco y qué desgracia de lucernario, ay, qué desgracia. Ahora mi casa hace aguas por todas partes como si fuera un queso gruyere. ¿Adónde me llevará esta desgracia? ¿Estaré preparado para recibir una respuesta de la compañía aseguradora? ¿Y qué respuesta será? ¿Compensa contratar un seguro de hogar para que diga un espabilado que el pedrisco como mucho era orbayu? ¿Cómo no se me ocurrió meter un puñado de pedriscos en el congelador para demostrar que pudo haber sido más de una desgracia si al recoger el puñado de pedriscos me hubiera descalabrado más la cabeza? Nunca se sabe. No sé si merece la pena seguir cosechando hábitos que con el tiempo crean costumbres y las costumbres cultura de pueblo. ¿Quién me paga la desgracia del lucernario: la aseguradora o Pedro Sánchez por traernos a "Gloria" mientras él prometía en Davos que España va bien? España irá bien pero yo vomito desgracias. Yo no me consuelo en la desgracia como Pablo Casado... ¿Ojalá supiera cómo despejar dudas y dar respuestas a preguntas para impedir las desgracias que nunca vienen solas. (Te lo advertí). Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario