jueves, 9 de enero de 2020

El oscurantismo que duele.

No llego a entenderte... ¿Recuerdas? Siempre dispuestos a llevar a tierra firme el proyecto que en poco tiempo alcanzó el grado de promesa. Pero el tiempo y la conspiración. Nada es eterno. Por méritos propios ingresaste en mi relicario de amor. Tu sonrisa tierna se quedó en mi memoria y ahí sigue atrevida y soñadora (hazme daño a mí si quieres, a mi familia no). Un día desapareciste, te busqué, y solo encontré carcajadas despectivas hacia mi familia. La familia, y los hijos primero. Desde entonces transformaste una promesa en dolor. Te burlaste de mí y mi familia y eso no es bueno, al contrario, eso es malo, y lo peor que se le haya podido ocurrir. Probe. (Poco importa si de otro fue la ocurrencia porque tú pagas las consecuencias). Te vi crecer y ahora tu fascinación por lo que te rodea te hace sentir mayor. Apenas eres un barco a la deriva sin timón en la tormenta. Luego están tus inocentes excesos. Cuando las dificultades llaman a la puerta, la familia, y los hijos primero. "... ni presentó las cuentas del pasado año en el Tribunal de Cuentas". Eso oí decir ayer a una en la panadería. "... ni confeccionó, aprobó y publicó en el boletín correspondiente las de este año". Vaya, vaya, los patitos... Pues a uno de enero se prorrogan automáticamente las del año anterior... Otra de tus insensatas travesuras de niña mimada. Pero eso tú ya lo sabes. Gracias.

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