"El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales". (Bertolt Brecht). Acepto sin ambigüedades que me llamen apátrida.
Llueve. Llueve y hace frío. Es invierno y uno no puede dejar de pensar en un país con su clase dirigente en estado de coma etílico. Importa la Navidad, y no sería malo si no solo importara la Navidad. La clase dirigente de este país aplaza la palabra dada a los votantes, la palabra que pide, la palabra que clama, la palabra que veja, la palabra que hiere el alma. La palabra.
Es invierno llueve y hace frío y mi estado de ánimo va por los suelos. La obediencia, señores políticos, es de Dios como sus bendiciones. De memoria frágil, sin fe, sin principios ni un libro entre las manos... Señores políticos, no fueron elegidos para tener, sino para saber, y si no saben aprendan o váyanse por donde han venido... (-Güelu no sé hacer cosas, ayer hice una cosa y salió mal. ¿Me haces una cosa? -Ian, yo tampoco sé hacer cosas, pero aprenderé. Por ti, por Enol y Diego). Gracias.
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