martes, 21 de enero de 2020

"Al viejo, amor y respeto".

Llegar a viejo no es fácil y lleva tiempo, más que llegar a joven. Pues con eso y más -lo sabe cualquiera que haya visto la muerte de cerca-, no hay manera: hay gente que se muere sin llegar a viejos ni leer un libro ni comprar un paraguas porque llueve, sigue lloviendo y ya no sé si habrá primavera. Tan siquiera vale volver a empezar... "¿Y cuándo me jubilé qué hago? "Hacerle un favor a la ministra de la Seguridad Social y morirte". A veces me dan ganas de emplear la fuerza bruta y no sé, pero a veces me dan ganas. Me viene a la memoria un caso de lo más simpático que leí no sé dónde, la verdad. Por aquél entonces, San Pablo, dijo a Jesús el Cristo que le abriera los ojos del entendimiento porque había cosas que no entendía, y de no atajarlas en un verbo, llegarían a ser maneras del comportamiento que acabarían como el Rosario de la Aurora. Con Jesús el Cristo crucificado, quise decir. Quizá se podía haber evitado de saber que cuando llueve un paraguas... San Pedro era un Santo previsor, pero como Jesús el Cristo tenía un plan para todo... Yo de urdir un plan algo entiendo, pero torpe de entendederas... Y bloqueo el paso a la luz divina y vivo una realidad eclipsada por mi mente absurda que no admite penetrar en otras maneras de ver la vida. Lo mío ya no tiene arreglo, lo de la gente joven sí. Tomen la vida en serio y no se mueran ni sean esclavos de la condición del humano ser por la autodestrucción... Pongan un libro en su vida y un paraguas si llueve, o simplemente protejan la Casa de la Cultura de las inclemencias del tiempo para que no se caiga a cachos... Solo los árboles mueren de pie. Además, cuando llueve tampoco se puede jugar con las pelotitas... Háganme caso y no se mueran. Gracias.

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