martes, 26 de marzo de 2019

Un tipo afortunado.

Ayer, por casualidad, como ocurren las mejores cosas de la vida, incluido el amor, Diego vino en persona a su casa que es la mía y me regaló su sonrisa. La sonrisa alegre del bebé. Ayer fue un día de besos y alegrías. Y Kristel está más hermosa que siempre y Diego ya me regala sonrisas. Un tipo afortunado si lo es y lo sabe es mucho. Y aunque no niego las alergias primaverales ni el dolor cuando duele, ay. Si existe un tipo afortunado soy yo, y lo sé, como sé que nadie me lo ha regalado.

Y los tres, Kristel, Diego y yo, el que escribe con una patata de ordenador que me ordena días que le encanta vivir fuimos a pasear por Les Seniaes y fui feliz, infinitamente feliz. Es primavera y el azahar de Les Seniaes está de un pecado acreedor del paraíso donde todo comenzó. Echo cuentas y sí, soy un tipo afortunado. (... y además Kristel me contó cosas del trabajo y de una "trepa" y de una escalera o no sé, porque yo que la quiero a morir, no la escucho si estoy con Diego paseando por Les Seniaes y le dije: "sí amor, escaleras hay por ahí y por aquí que ojalá y alguna suba y no baje". Lo demás fue amor del bueno entre besos y alegrías y unas confidencias que solo a una hija y a un padre que además ye güelu importan). Gracias.

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