jueves, 28 de marzo de 2019

Lo siento por mí.

"Un momento para rasgar y un momento para coser. Un momento para callar y un momento para hablar". (Eclesiastés 3:7).

Y ahora, con la cara de ir fútbol y ganar al contrario por goleada en el último minuto, Albert Rivera, propone a Pablo Casado una coalición de Gobierno por "obligación patriótica". ¿Y qué me dicen ahora? Yo no soy de mucho obligarme a hacer cosas porque enseguida me canso. Como Kristel que suspendía gimnasia porque el maestro la obligaba a correr y como cansaba no corría y el maestro la suspendía. No me negarán que cada día me parezco más en lo cansino a Arturo Pérez-Reverte. (Y dale). Con el perdón. De acuerdo que yo no soy de obligarme a nada, pero ¿"obligación patriótica"? No me reprimo: lo digo y que les vaya bonito: "obligación patriótica", si no es "obligación a comer plátano maduro", es cosa del pasado. Al menos a rancio huele. Y mucho. Digo plátano maduro al enterarme que es la cuarta acepción de patriota en el diccionario de la RAE. 

Juro o prometo por María, la Magdalena, que si logro la hazaña de llegar vivo a las próximas elecciones, voto, y después, lo que tarde en meterme a monja. Pero eso sí, ni abrazos ni besamanos, a mí no me hace la cobra ni el Santo Padre. Gracias.

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