domingo, 22 de mayo de 2016

Manuel Padorno.

Europa.

La noche repta y sirga, cabecea
por entre el empedrado de las sílabas
oscuras, vira y tuerce poderosa
hacia el pie y se pliega y se sumerge
en el largo canal, nocturna bebe,
rumia hilo, pace pasta, tendida yace
cerca de la estación donde el lector
salta del tren, se apea del caballo
en marcha, y sube, entra en la claridad;
el bulto, fuera, agita su volumen
y muge largamente y, cuidadoso,
salitrosa pezuña posa en el cristal.
Al fondo se lee el sueño, la muchacha
europea novelada que llega, aparca
su bicicleta contra el barandal, corte
del puente, y en la mitad de la calle un pliego
de reluciente lámina fingida muestra
atropellados signos, la luz mate.
Fin ni principio tiene la lectura
del viajero en su ventana infinita
Hotel Acro de Ámsterdam; ya rejuvenece
la vieja Europa y leva y su belleza
prende el lomo nupcial, voraz se aferra
a la página y el clan de su hermosura
se desparrama hacia el interior
de la novela, frente al museo.
Cerca de la estación y sobre el muelle
de la escritura brota un agujero
sin luz donde relampaguea el Norte,
la noche silba, el viajero dormita
y la muchacha sube ya, monta; debajo
se atora voluptuoso el bulto, lame
el pie desnudo con su lengua viva,
abandona este texto y se consuma
libre, real, por el espacio el rapto.

Manuel Padorno, poeta, falleció el 22 de mayo de 2002.

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