A la que renace de las aguas.
Las huellas de tus dedos
no se ven en las torres.
Pero yo leo sin descanso, en la soledad de la ermita junto
al mar
los antiguos signos en donde tú estuviste hacia el año mil,
por los bosques, los pantanos, las ramas y las hojas, la arcilla
pisada.
Dentro del corazón está la muerte
como una runa blanca de ceniza.
Acércate por el campo blanco o por el verde campo o por el
campo negro, pero ven.
Detente ante la tumba
donde los dos estamos.
Juan Eduardo Cirlot, poeta, falleció el 11 de mayo de 1973.
Muy bueno...
ResponderEliminar¿Donde me metí que no leí esto? Como sea me gusta mucho.
ResponderEliminarBesos
A lo tuyo, como siempre. Beso.
ResponderEliminarSalud.