Hoy no es ayer y mañana y siempre porque con miles de devotos acudí a rendir culto a la "Geperudeta" cubierta con plásticos porque llovía. Viví con fervor el Día de la Mare de Déu dels Desamparats. Un fin de semana en Valencia dedicado al amor y el deseo.
"Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama". Miguel de Cervantes.
Justo ahora que llovió y sigue lloviendo y unos y otras estamos más o menos de aquella manera pues la vida se pone cuesta arriba para los que siempre pierden -y no parece que sea este el momento para que los señores dueños de los partidos políticos de izquierdas lleguen a pactos de presentación. Quizá después de las elecciones cuando vean asomar la cabeza del lobo y como siempre será tarde para las izquierdas. Como lo nuestro, amor-, pudiera ser un buen momento para decirnos algunas verdades a la cara. Hemos avanzado, pero seguimos siendo poco de casi todo en una patria que solo sabe empatar. Inexperta por un lado y lo contrario por otro, sea lo que sea lo contrario, la clase dirigente nos conduce a un fracaso detrás de otro. ¿Y qué esperan que votemos las próximas elecciones? ¿Los últimos serán los primeros? ¿Y qué ganaremos como sociedad? Una vez más otras nuevas elecciones se presentan decepcionantes para un patria que no consigue o la dejan ser país. (Lo que siento por ti perdurará en el tiempo por mil y un años a pesar de los pesares, el dolor y la enfermedad, y nuestros arrebatos que en nada tienen que ver con lo que aparentan. ¿Comprendes ahora? Gracias... De nada).
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