sábado, 31 de marzo de 2012

Sábado de ausencias y un olvido

Nada es lo que parece... tan siquiera en un sábado de ausencias y un olvido. Nada de lo conocido por nuestros sentidos puede acercarse en su esencia natural, a las geniales ideas que unos pocos mortales captaban. A Platón, lo vemos siempre desde su senectud convencido de que existen modelos ideales frente a los cuales las realidades y las acciones concretas palidecen y se difuminan en su cuasi-irrealidad. Y Sócrates, de retorno al mundo de las ideas de donde una vez partieron como castigo a esta realidad. Saulo de Tarso fue el único responsable de llevar al seno del cristianismo que él mismo fundó (Jesús siempre fue judío) esas intuiciones platónicas y el autocontrol de los estoicos. Por muchos caminos nos llega hasta el presente la atractiva ilusión de que las ideas son más perfectas que los entes concretos. Muchos, incluso jurarían ante un tribunal de justicia, que sin ese jalón de las ideas sobre la materia y la buena praxis no cambiaríamos ni para bien ni para mal. El viejo Platón aprendió eso de las matemáticas, ese juego mental que algunos exageradamente llaman ciencia y que supone la existencia de entidades perfectas: una circunferencia, una recta, un punto, un triángulo, y etcétera, capaces de normar el mundo físico ¿? Que uno más uno sean dos en cuanto a operación mental es indudable, pero que dicha relación tenga algo que ver con átomos y planetas, células y árboles ¿? solo los sentimientos, santa poesía, amor y vida es materia de debate. Las matemáticas no superarían la condición de metáfora en una poesía que dice y dice... pero no se entiende. ¿Comprendes? Este año, desde el pasado julio, fue importante para mí en esto del escribir, y para mi mascota en el amor. Somos dos: yo escribo y ella me dicta. La vida nos dio una esperanza. Sin embargo, a mí me queda más pero no sé de qué... Los años altos me llegaron sin avisar, casi como un descuido, y me condicionan, me obligan a aceptar solo lo posible. Mis años se destiñen como mi pelo... Ya miro al calendario como algo posible. Fechas trascendentes me dicen que ha llegado el día que, en la cima de una montaña, en una inmensa cordillera, tal vez nos encontraremos ligeros cuesta abajo, sin saber exactamente cuantos pasos daremos antes de nuestra caída fatal. Pero digo, sin ser sabio, que abrigo la esperanza de alcanzar más con la misma imagen y lucidez mental. ¿Y por qué no declararme sabio...? No tanto por el conocimiento, sino por la ventaja que me brinda la experiencia. Mientras más viejo soy más razón le atribuyo a Platón. Aunque hay quien sostiene que la verdad eran los decires de Sócrates porque nada sabía. Decires que pudieran ser de una sociedad que aún ha de ser superada por sus propios temores y malditos odios. Podemos reconocer que hemos progresado, y así es, pero tanta ignorancia acabará con nosotros. En fin, démonos las gracias por los pasos que hemos avanzado, a la vez que renovamos el compromiso por el transcurrir de la vida en paz. (Ayer, apenas pude recuperarme al acercarme a ti en la distancia, y hoy, sábado de ausencias y un olvido, ando contrariado como la santa poesía y sus vicisitudes. Prefiero que te vayas a olvidarte).

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