martes, 13 de marzo de 2012

Evidente

Lo más vejatorio y degradante de este mundo es dejarse querer por la maldad. Nada ocurre por casualidad. Así es, si triunfa la maldad el ser humano pierde. Pero no debemos caer en un oportunismo anónimo por falta de un entendimiento interesado. El ser humano está llamado a comprenderse y a fomentar actitudes nobles, a dialogar. Una opción equivocada deliberadamente es incompatible con la convivencia. Sociedad excluyente. Esta es la sociedad que hemos creado: sociedad que sufre de comportamientos impropios. Porque no a lo tuyo, porque sí a lo tuyo, porque lo tuyo ¿por qué? En la Casa de Dios todo tan dispuesto y ordenado. Todos descuidados de nuestras obligaciones. Tenemos la cristiana responsabilidad de ser solidarios. De amarnos. Dicho esto, debemos recordar que el amor es innegociable. Negado amor. El amor prohibido. El amor que no se detiene. Una religión que no comprende que el mundo gira. Nos acorrala una atmósfera de confusión que no beneficia a la libertad de elegir. No es vicio, no es enfermedad, no es degradación humana, es amor, es la vida que enraíza con una realidad oculta en el tiempo. Realidad perseguida. Realidad desterrada de la sociedad. El ser humano compitiendo con el ser humano. El ser humano sin derechos humanos. El ser humano sobrecogido por sí mismo. Evidente: si no nos ponemos en manos de la igualdad y la tolerancia difícilmente podremos cambiar las formas y avanzar. El estado de derecho. No podemos ni debemos esperar más o nunca hallaremos la armonía en la sociedad. (Lo único seguro que tiene el ser humano es la muerte, entonces, hay que aprender a convivir en paz respetando el derecho de cada cual a poder elegir para luego no tener que golpearnos el pecho yo pecador me confieso a Dios).

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