miércoles, 7 de marzo de 2012

Me duele recordarte

"Queda demostrada la gravedad del problema, la desmesura de la ofensa, la urgencia del apuro".

Ya lo sabemos, siempre lo supimos.
Es cierto: "Está más loco... como una cabra".

Pero la cabra no merece que se le relacione con nadie, no tal agravio merece, de ahí el problema, la ofensa y el apuro.
         
"Está más loco... como una cabra". Cito textualmente la reflexión de un analista de reconocido prestigio (antes amigo). ¿Reflexión palaciega quizá? Un exceso de franqueza puede herir los sentimientos. Lo cierto es que desnudo el interior de uno y su percepción de las cosas para qué seguir fingiendo... Pero antes de que tire "al monte" quiero contar que esta noche estuve a punto de ser "normal".
        
Todo ocurrió de manera casual entre incoherencias a la hora de elegir el vino, cuando un comensal dijo que conocía una patria que disponía de una nómina especial para favorecer a los locos, como ocurre con los políticos de aquí, con la única diferencia que estos cobran, no les pagan, porque no están locos, aunque se hagan. Si se descubriera que simulan la locura supondría el derrocamiento, la caída automática del gobierno. Otro comensal, sin inmutarse ni bostezar, le replicó diciendo que en su país ocurre justo lo contrario: el gobierno no incluye en su nómina a ministros locos, aunque sí a miles de medusas de la vagancia, o sea, ración de garrapatas con prostitución del ser. ¿Mejor una medusa de la vagancia, garrapatas con eso, que un loco para ejercer de ministro?

"Y a confesión de parte relevo de pruebas".

En plan poético, con perdón, diría uno que por aquí, "la miseria es fango y lodo por donde una amistad caminaba. Más que una ofensa a la locura es una forma de vida la ofensa". Como dice una amiga: "El drama nacional no es el número de locos, sino los muchos que aspiran a serlo".

No me apetece ser "normal". Va en serio, si hoy me propusieran serlo diría que no. Si dejara de estar loco apenas pasare hoy, entonces, sin damas de buen ver y negados besos, sin poder levantarle la falda a la luna, tendría que plantearme con seriedad y grandeza qué haría yo siendo medusa de la vagancia, y a más, a estas alturas de la vida, estoy seguro que ni en urgencias me admitirían, cuanto menos en el manicomio... ¿Y luego qué hacer? os pregunto. Déjenlo, me pido ser lo que soy, ¿un loco? vale, acepto (si por aceptar lo soy). No me apetece ser "normal" si tengo que ser y hacer lo que no me apetece... De loco no me apeo, además, la vida se gana igual, o mejor, diría, porque me pagan y no me cobran. No duermo pero sueño cada noche ¿? Y más experiencias que vivo de soslayo... (Amores inmarcesibles).

(Quisiera darte para que vuelvas a mí, contadora de mis sueños, pero te han desconectado. A ellos las culpas y no a ti. "Quien no conoce bien la fuerza de las palabras no puede conocer bien a los hombres". Confucio).

2 comentarios:

  1. Sí, efectivament, les referències als pobres animalets -"cabra" per exemple- són del tot injustes.Per aixó quan ,en jubilar-me, vaig haver de fer el discurs de rigor i vaig començar dient allò de "a cada puerco le llega su Sanmartín..." vaig afegir de seguida: "...con perdón del animal..."
    I felicitats per la vostra agudesa.
    Marc

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  2. Moltes gràcies, Marc. I sí, és cert, "a cada porc li arriba l'hora del seu Sanmartín". De seguida no sé, però això importa poc.

    Salut.

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