Cuenta la leyenda que en un árbol... uy, qué poco original que soy. Anda uno esta mañana por no dormir algo torpe. No me puedo clavar en un tema toda la noche. Pero el día promete. El sol está radiante. Así que ya dormiré mañana. Hoy dedicaré el día a la contemplación. Es sábado y me lo puedo permitir... si no fuera porque mi otro yo no estará de acuerdo (fijo). Somos una pena, de no ser como somos (mi otro yo y yo), seríamos una gracia. Yo soy buena gente, pero él es malvado, arrogante, vanidoso, rencoroso, mentiroso y triste de morir. Y digo que yo soy buena gente, es cierto, pero hay quien piensa que yo soy el otro, que yo no soy yo, y entonces, confundido me trata como si no estuviera en mis cabales. Está equivocado, yo soy yo y él es él. Somos dos. Yo soy alegre, comprensivo, humilde, generoso, agradecido y amigo de mis amigas. Pero eso sí, asumo todas las consecuencias, porque de cualquier manera solo tengo una boca y alimento a los dos.
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