viernes, 29 de julio de 2011

Una amiga de los ojos triste

Una amiga de los ojos tristes me dice: los pensamientos negativos que te asaltan los puedes dominar y moldear como si fueran escayola... Fue cuando empecé a escribir. Mi amiga de los ojos tristes, por aquél entonces tenía el psique desbaratado por unos conflictos que mantenía acerca de la vida y una relación de amor complicada. No sé más porque nada sé de ella en estos momentos. Las mujeres se toman el amor muy en serio, demasiado quizá. Pero este asunto lo vamos a dejar para otro día y con otro ánimo. El caso es que uno empieza a escribir y luego no sabe como parar... o no quiere que también. Lo cierto es que desde aquél día que me dijo empecé a emborronar papeles como si estuviera loco. Y más digo, sino estupefacto de todo lo que escribo, creo que algunas de mis opiniones me gustan. Responsable de mis actos siempre así lo creo. Responsable de lo que escribo, quiero decir. Creo que aclaro mucho lo que escribo. Entonces, igual no es tan estupendo lo que escribo, mi sintaxis culpable. Lo cierto es que soy un privilegiado por poder escribir cada día y exponer mis opiniones aunque no siempre tengan que ver con la realidad. Me gusta escribir de lo que amanece y veo a través de los cristales de mi ventana que son mis ojos. A veces veo una realidad que no me gusta y pongo el retrovisor por si pudiera encontrar algo en el pasado interesante de lo que escribir. Pero el pasado es pasado como los huevos pasados por agua que no me gustan. Y aunque siga ahí (el pasado), no dejará de ser pasado. Luego leo la prensa por si un aquél... Y si no es de intereses de los dueños de la política y otras miserias tampoco me interesan. Entonces es cuando no me queda otra que tirar de cosecha propia o de alguna confesión que llegara a mí por cualquier cauce y que pudiera interesar por ser un chisme. Oiga, ¿usted sabía que la mayoría de los chismes en este país tienen que ver con algún amor inconcluso...? Como lo cuento: desamores a fin de cuentas. Claro que también tienen que ver con el papel predominante de una sociedad chismosa que no se sostiene ni se fundamenta en la verdad. Confirmado: Me duele el alma por tanta injusticia. Por decir, cuando soy testigo de un mal mayor me tiro a la yugular de quien sea sin pensar en las consecuencias. (Y si no soy invitado no voy). Y no me importaría levantar un monumento a una amiga de los ojos tristes que me dio el consejo de escribir, y que de cuando en vez, aunque ella no lo sabe porque no me lee, le doy las gracias entre líneas. Enseñanza que utilizo con frecuencia desde el día que la conocí y en su memoria, que ella me la enseñó desde el silencio. (Parafraseando a Dinuar, "Pocas palabras existen que puedan romper un valioso silencio").

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