Perdóname Señor, Facundo Cabral.
Perdóname Señor
pero a veces me canso.
A veces me canso
de ser un ciudadano.
Me cansa la ciudad,
las oficinas,
me cansa la familia
y la economía.
Perdóname Señor
Estoy harto de este infierno
Este mercado mediocre
donde todos tienen precio
Perdóname Señor
pero yo me iré contigo,
por tus montañas,
tus mares y tus ríos.
Perdóname Señor
no quiero ser un ciudadano,
yo quiero ser un hombre, Señor,
como me has creado.
-Qué ocurrencia la de Facundo Cabral. Qué ocurrencia esa de dejarnos huérfanos y entregarnos para el eterno recuerdo todo lo que hizo, dijo y cantó. Qué ocurrencia la de Facundo Cabral, esa de dejarnos tristes de morir pensando si en verdad con su muerte corremos el grave riesgo de que el folklore y la balada hayan muerto con él. Qué triste ocurrencia la de asesinar a Facundo Cabral. ¿Un descuido macabro? ¿Un error? Perdona Señor al viejo trovador Facundo Cabral y acógelo en tu seno. Amén.
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