domingo, 17 de julio de 2011

La ciudad no es para mí...

Ayer sábado, por aquello de que era el día del Carmen y yo soy algo despistado ¿? mi esposa me llevó a la capital por la tarde. Voy de cuando en vez y siempre por fuerza mayor. Y mientras mi esposa hacía unas compras en las traperías de la capital (fuerza mayor), yo la esperaba tomando café. Bien, pues justo en frente a la cafetería se encontraba una parada de autobús. Y allí se estaba una señora rebuscando en su cartera el dinero (supongo) para el billete del autobús que se acercaba. Entonces, me fijé que cerca de ella había un joven que de repente y en cuestión de un verbo, se abalanzó sobre ella, le arrancó el bolso y se fue a batir los cien metros lisos... Pero que nadie se alarme, porque era una broma, que el joven se volvió y se fue hacia la señora riéndose... luego de llevarse un buen susto la señora, claro. Susto que algunos también nos llevamos. Al llegar el joven a su altura se fundieron en un abrazo. Podían ser familia... amigos... no sé. Lo cierto es que quiso sorprenderla y lo hizo. Una vez más las cosas no son lo que parecen... Sin embargo, en los tiempos que vivimos no estamos para bromas de este tipo... ni de este ni de otro, simplemente no estamos para bromas. Porque la mente tranquila de muchos ahora está intranquila y todo se ve a través de una mirada de profunda ansiedad. Yo temí por aquella señora que un joven le había robado el bolso. Era una broma, vale, pero me quedé pensando que podía haber sido verdad... Este percance me hace recordar al entrañable Paco Martínez Soria en "La ciudad no es para mí". Pienso igual. En cinco minutos me cargué de estrés al menos hasta el próximo día de La Virgen del Carmen. En la ciudad hay más negatividad que en los pueblos. En los pueblos la gente es de otra manera, se conoce y saluda. En la ciudad nadie se conoce. Según me cuenta una amiga, ella se enteró cómo se llamaba el vecino del quinto al ver su esquela en el portal... En la ciudad hay muchas prisas, demasiadas para mí... Por decir, un día en la ciudad al menos es una semana de estrés en mi pueblo. Yo no viviría en la ciudad por nada. Además, no quiero pasear por lugares que no me conviene sin saberlo.

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