miércoles, 20 de julio de 2011

Conjuro cotidiano

Para escribir, hay que mantener la mente activa, si lúcida no importa. Conviene no tener el espanto como compañero de culpas onerosas, y menos un rosario de cuentas pendientes. Cuidarse de poseer una retahíla de lágrimas que el día menos pensado pueda surcar tu cara a poco que te descuides. Para escribir, hay que cuidar la memoria manteniendo al día las visitas al neurólogo, y así retornar aserto a lo cotidiano para no alejarte de la realidad. Conjuro cotidiano. He nacido al mundo de la literatura envuelto en papel de estraza. Pero he tenido la suerte de codearme con gente del mal vivir, escritores resentidos por designación propia pero de mucho talento. Ay, me apasiona escribir... Y lo hago de madrugada para moldear el día. Uno escribe al amanecer y tiene la posibilidad de inspirar el día con todo lujo de detalles. Sueños que son aspiraciones, esperanzas, emociones. Amores por estrenar que sin ellos la vida perdería algún tipo de interés. Sueños que son amores, dice el refranero popular. Y también escribo para conocerme mejor, y para intentar crear un mundo diferente aunque solo sea en mi imaginación. Un mundo que tantas veces me gustaría hacer realidad. Un mundo más humano y respetuoso con el medio ambiente. También divertido. Apasionado, romántico, enamorado de la vida. Santa poesía. La poesía que explica los sentimientos del corazón. Vocación por aportar algo nuevo a mi colindancia sino a mi existencia. Se trata simplemente de validar el instante que vivo acompañado de un sorbo de vida sana. Ser útil al pasatiempo de vivir... Quien me conoce sabe que me desvela el pesimismo de los miserables que cantan sus miserias como si ellos tuvieran el monopolio. Que soy incapaz de entregar un sueño. Y que daría lo que no tengo para que un corazón no dejara de latir por amor... Me encanta decir de sus latidos cuando un borbotón de sangre navega apasionado por alguno de sus afluentes. Rebelde con causa que apura el día en busca de una ilusión. (Me salió algo cursi ¿? quizás. Y a quién importa...).

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