jueves, 21 de julio de 2011

Alivio de luto

Ayer tarde visité a mi amiga enferma. Está enferma, no es una patraña. Es una gran persona, y es por eso que su casa era más un salón de baile que una casa de silencio y meditación, y empatía humana. Con su marido, su hermana y su padre, además de sus dos hijas correteando por casa poniendo la gota de alegría suficiente. Vale, yo también estaba, pero a mí me dijo que fuera... y estuve un verbo, dos besos, cómo estás y ya nos veremos... No le resultó extraño mi comportamiento porque me conoce. En su casa había gente que yo no conocía y, animadamente... bla, bla, blá... cada cual a lo suyo: Dos con sus mejores ofertas de telefonía móvil. Tres mirando emocionadas a la princesa del pueblo. Y otras dos con ella dándole consejos de cómo tenía que enfrentarse a la enfermedad y su mejor recuperación... "Que te tienes que reponer.... ". "Que sí, que ya pasó lo peor...". "Claro, mujer... si lo tuyo no es nada, tranquila... que hoy en día la medicina está muy avanzada... peor lo de una vecina mía que... (me dejó estupefaciente su tenebroso silencio. Prometo por Dios y la María que por un instante creí que le iba a decir que se había muerto. Pero no, solo estornudó) luego de operarse cayó por las escaleras y se rompió una pierna". Alivio de luto. Santas plañideras. Lunes de mercado. A veces quisiera morirme, pero como al señor Ruiz Mateos me lo impide mi religión. Yo no me quiero morir y mi amiga tampoco, a pesar de todo... de tanta miseria y tanto miserable. Pronto volverá a ser la persona alegre y dicharachera de siempre... Mientras, con su carácter, no le queda más que resignarse y escuchar ánimos hipócritas... Cuando las cosas van mal, todos y todas queremos que vayan bien, eso es así, anímicamente hablando, quiero decir. Pero los ánimos estúpidos a tutiplé no aceleran una recuperación. Todo lo contrario, desaniman y deprimen. Es premisa básica evitar que las "visitas" arruinen una convalecencia ya penosa de por sí. El ánimo que dan algunos y algunas, es el pesimismo y la desesperanza que perjudican la mente en términos insospechados. Ánimos que son inconscientes desánimos que impactan emocionalmente si se los interioriza. Mejor sería que cerrara la puerta y no le abriera ni al cartero. Un enfermo convaleciente debiera apoyarse en la familia, algún amigo/amiga muy especial y ¿? en la fe religiosa de cada cual que le puede ayudar a acopiar la fortaleza tan necesaria del alma. Y no el bla, bla, blá... hipócrita e irresponsable que altera el ánimo y levanta dolor de cabeza. (Este tema por indeseable no lo volveré a tocar). Un beso amiga. Salud.

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