jueves, 28 de julio de 2011

Si digo que no sé, no sé, (hablo de economía)

La economía para mí es un inmenso dolor de cabeza. He de confesar mi desconocimiento en todo lo que tiene que ver con tantos por ciento, estadísticas, valores bursátiles, incluso llegar a fin de mes es imposible. Si digo que no sé, no sé. La economía para mí es una gran incógnita. Ignorancia a fin de cuentas. Entonces, la frustración que siento cuando leo la prensa o escucho la radio hablando cada día -dale que dale-, siempre con lo mismo es un sentimiento que me involucra en la conflictividad que expreso a manera de inquietud. Urge ponerme al día en asuntos económicos o tendré que tirarme al monte. Mis conocimientos de economía están a la altura de un político de derechas en condiciones favorables para adelantar las elecciones, aunque para ello tuviera que encarar un panorama de cambios inteligentes. Se habla de los Presupuestos Generales del Estado, y sé que unos presupuestos equilibrados suponen un concepto excelente y provechoso para el pueblo que no debiera entrar en un conflicto de intereses coyunturales de la política y sus dueños que libran su batalla particular con ideas de urna. Que hable el pueblo, dicen unos, y otros que no, que ya hablará más adelante. Y mientras, allá por el horizonte, se vislumbra un déficit presupuestario continuo y acumulativo consecuencia de favores interesados para la aprobación de los mismos en el Congreso de los Diputados a vuelta de vacaciones. El asunto es grave, que si un gobierno practica una economía de intereses, no puede atajar responsablemente los aspectos fundamentales de las benditas necesidades del pueblo. Por otra parte, hay que considerar el déficit del Estado que, queramos o no hay que pagar, y la única manera es pediendo dinero prestado al mercado libre de la usura y la especulación. País derrochador, y ahora qué, ¿cómo pagar la deuda del Estado si no tenemos un euro? Complicado me parece: no entiendo nada. Considerando que nada sé de economía... y que todo es mentira verás... que nada es amor, que al mundo nada le importa... como el tango de Gardel, ojalá Dios y la María permitan que mis hijas y mis nietos no tengan que pagar el déficit del Estado. Economía: "Inmenso dolor de cabeza con profundo efecto desestabilizador en mi mente".

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