Mantengo una relación de amor verdadero con una amiga y me he dado cuenta de que no existe; le hablo de mí, de ella, de nosotros, y no me contesta. Tal vez hablo de mí para mí. No puedo deshacerme de su amor, ni de su irrealidad, porque está en mis ensueños y paranoias de profundos recelos. Incluyo la muerte, pues hoy soñé con la muerte. (Por favor, no tomen en serio lo que escribe mi ordenador que me ordena. A no ser que el amor ande de acá para allá con sus anhelos). Soñé con la muerte, pero no la mía, ni la de ella, por Dios; soñé con la muerte como distancia cercana. Hay distancias más cercanas que nuestra íntima relación... Una amiga confunde intimar con intimidar y me hace daño. Quiero saber si todo va bien en su vida y si ha despejado dudas. El amor si no es recíproco es desamor. ¿Será indispensable el dolor de la muerte para que cambie esa manera tan suya de querernos con reproches y a escondidas? Hay historias que merece la pena contar y misterios que no merece la pena resolver. ¿Se habrá dado cuenta de que soy un sociópata bien integrado? Tendré que olvidarla. Gracias.
La esperanza es lo último que se pierde.
ResponderEliminarEs mejor haber amado y perdido que jamás haber amado
Saludos
La esperanza y amar sí, haber amado amado... No sé yo. Eres muy amable, Carlos. Gracias.
ResponderEliminarSalud.
Deja de analizar y comienza a vivir
ResponderEliminarVivo por encima de mis posibilidades y analizo el día que vivo hasta el dolor. Muchas gracias por dejar tu comentario. Beso.
ResponderEliminarSalud.