Ir hacia adelante, progresar, adaptarse a los nuevos tiempos, evolucionar hacia estadios mejores, es la natural marcha de la historia. Eso es así, pero también se puede ir para atrás. Ocurrió, está ocurriendo. Lo vemos cada día en la lucha de clases, la discriminación, los derechos de la mujer, los salarios que no alcanzan la inflación. Las hipotecas suben sus tipos y ya en la cesta de la compra no caben sino "marcas blancas". Las "marcas blancas" no son malas, malo es no poder elegir. Y en la calle nadie se atreve a pegar el grito al aire porque se lo quitan del mísero salario. Ni los sindicatos, perdón, "comegambas", se atreven, o tienen más que perder porque su futuro depende de las subvenciones del gobierno. Y del gobierno qué decir: hace años que pasó aquella época de grandes líderes con perfiles extraordinarios a vista de los votantes, capaces de lograr metas increíbles en beneficio de la sociedad. Hoy en día ir "p’alante" o "p’atrás" es lo mismo. Los que ganan, ganan más, y los que pierden, pierden más y más. (Ojalá que nunca perdamos la fe. Jesús el Cristo remedia todas las tragedias). Gracias.
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