martes, 14 de junio de 2022

Se llama Natalia.

Hoy traigo a de soslayo el resumen de la dolorosa conversación que mantuve con apenas una niña el pasado sábado. Niña, madre, esposa y mujer trabajadora maltratada psíquicamente por dos superiores. Digamos que lucifer entró en su centro de trabajo y lo convirtió en otro averno (como viene de lejos, conocido por quien más manda: familia y persona muy querida por ella) para sacarla de quicio poco antes de que finalice su contrato laboral. Esta mujer necesita llevar un salario a casa, tiene una hipoteca y no llegaría a fin de mes. Necesita trabajar, pero están acabando con su precaria salud mental. Mujer rota, sin alma en el cuerpo y sin latidos en el corazón: ¿Qué será de ti? (Y la persona que más manda desde el silencio mantiene su afabilidad, su quedar bien con todo el mundo y su Dios mío ver para creer. De tener en frente a esa persona le clavaría diez segundos la mirada y luego le recordaría la máxima conductual del suicida que algunos vivimos y otros están viviendo: "No quería suicidarme, pero tampoco quería seguir sufriendo"). Tengo pruebas y son incontrovertibles: Se llama Natalia. Gracias.

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