"La primera obligación de todo ser humano es ser feliz, la segunda es hacer feliz a los demás". (Mario Moreno. "Cantinflas").
Y Jesús el Cristo, por boca Marcos, 9:23, dijo. "Para el que cree, todo es posible". Y yo, con el perdón, pregunto: ¿Creer en quién y para qué? Ya uno no está para más decepciones. Quién y para qué puede ser lo mismo si hablamos de política. No hablo de religión, hablo de política. Qué poca vergüenza hacer lo imposible para vencer el sentimiento de culpa con cuarto y mitad de cinismo, de quebrar la palabra para burlar la democracia y, vencida, atiborrarla de orgullo y palabrería barata. Pero en qué poca estima nos tienen y se tienen. Creer en Dios imagino que es fácil y gratis, creer en los políticos cambia la cosa: es decepcionante y caro, y como el bolsillo lo tienen roto, digo que muy caro. Maldita la corrupción que da pan al hambriento a cambio de votos. Son corruptos y no se cansan de reír, mentir y favorecer su liderazgo de barro. Solo hay dos maneras de llegar a la política y retener la honradez: Miedo y cultura. (Nadie les echará en falta cuando se vayan y no vuelvan). Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario