sábado, 22 de mayo de 2021

Nada de nada (y dos).

Los amores cobardes no llegan a ser poesía, ni noticia, como mi otro yo se quedan ahí, al final del asombro. Y no se salvan.

Ayer fui nada de nada y creo que era una manera egoísta de pensar que no puedo ser útil y ayudar a mi otro yo sin esperar un segundo para mejorar nuestra relación. Nada gira en torno a mí, pero me gustaría ser útil. Aunque sé que si le envío otro "emilio" volverá sin respuesta. Sencillamente está donde más le gusta estar: en mi cabeza. Mi otro yo me culpa de nuestras desavenencias y si le escribo no me contesta, y si insisto, me envía un matón de barrio a que me cante las cuarenta. Un día lo envió y cantó, pero canta mejor Shakira y solo consiguió distanciarnos más... Ahora sin razón nos sobran los motivos y sin un por qué, sin un quizá, sin un adiós vuelvo a ser una hoja arrugada en la papelera. Un matón de barrio no era la respuesta que esperaba para volver al amor y juntos, ser mucho más que dos. Esperaba un imposible. Lo dijo Antonio Machado: "Uno de los remedios más eficaces para que las cosas no cambien por dentro es renovarlas constantemente por fuera". Gracias.

6 comentarios:

  1. El matón de barrio me recuerda a mi vecino el asesino que por cierto ya no da miedo. Adelgazo tanto y se empequeñeció que no da más miedo. Se convirtió en ser humano.

    Hola tú 👋👋🤗

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