Los amores cobardes no llegan a ser poesía, ni noticia, como mi otro yo se quedan ahí, al final del asombro. Y no se salvan.
Ayer fui nada de nada y creo que era una manera egoísta de pensar que no puedo ser útil y ayudar a mi otro yo sin esperar un segundo para mejorar nuestra relación. Nada gira en torno a mí, pero me gustaría ser útil. Aunque sé que si le envío otro "emilio" volverá sin respuesta. Sencillamente está donde más le gusta estar: en mi cabeza. Mi otro yo me culpa de nuestras desavenencias y si le escribo no me contesta, y si insisto, me envía un matón de barrio a que me cante las cuarenta. Un día lo envió y cantó, pero canta mejor Shakira y solo consiguió distanciarnos más... Ahora sin razón nos sobran los motivos y sin un por qué, sin un quizá, sin un adiós vuelvo a ser una hoja arrugada en la papelera. Un matón de barrio no era la respuesta que esperaba para volver al amor y juntos, ser mucho más que dos. Esperaba un imposible. Lo dijo Antonio Machado: "Uno de los remedios más eficaces para que las cosas no cambien por dentro es renovarlas constantemente por fuera". Gracias.
Escribes muy bien.
ResponderEliminarBesos.
Eres muy amable... Gracias.
EliminarSalud.
El matón de barrio me recuerda a mi vecino el asesino que por cierto ya no da miedo. Adelgazo tanto y se empequeñeció que no da más miedo. Se convirtió en ser humano.
ResponderEliminarHola tú 👋👋🤗
Hola tú. Llegué a pensar que me habías olvidado... Beso.
EliminarSalud.
Todos los días te leo.
EliminarDesde el acantilado... Lo sé. Beso.
EliminarSalud.