jueves, 13 de mayo de 2021

Murió un hombre.

Dicen que murió un hombre de mirada intimidante al que acompañaba una leyenda que no quiso quitarse de encima porque era de otros y no de él. Dicen que murió un hombre y pocos lo conocieron. No era partidario de reunirse con quienes hablan y solo se escuchan con el placer de haberse conocido. Con quien no le aportaba algo nuevo e interesante no se sentaba. Ni a tomar café y unas pastas de té, ay. No aparentaba lo que era. El único paisaje que lo retrató se ubica en Les Seniaes, un paraíso que lo enamoró entre las brisas de un mar y sus brumas. El sitio donde todo comenzó, donde era feliz, donde quizá recordaba el niño que fue. Era familiar y amigo de sus amigos, aunque no se le conoció ninguno. Por un tiempo se habló de una amiga que no dio a conocer su nombre. Pero hay quien asegura que le oyó decir que no perdía la esperanza de tener algo con ella. Amante de la poesía, padre y güelu a la vez, le apasionaba leer y escribir. En fin, murió un hombre y paz a sus restos. (¡Alto ahí!. Me cuentan que lo vieron en la fila de vacunación. Mañana, si la Pfeiffer lo dispensa, resucitará). Gracias.

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