martes, 18 de mayo de 2021

¡Ándeme yo caliente, y ríase la gente!.

Cuando sangra el corazón explosiona la ansiedad sobre la respiración. Para que no vuelvas. Para que no me olvides...

El pasado fin de semana hizo un día divino para ir a la playa. Y no fui. Tuve miedo. Miedo a salir de casa y encontrarme con España y el botellón en la playa. La recuperación económica está garantizada. La "post-pandemia" es incuestionable. Dios y el Diablo y España van de la mano. De acuerdo, quiero y no digo no puedo, ¡quiero y puedo!, pero no confiaré mi esperanza al silencio. La historia de mi vida es la historia de mis fracasos... O no, mi vida está partida en dos: antes y ahora. Mi vida de antes no la recuerdo. La de ahora está llena de éxitos: la otra cara de la vida. Una vida en la que no sufro por lo que ven mis ojos: no saber y no querer y etcétera. Y si el ministro Iceta premia a los peores delegados de las administraciones con jabón para lavarse las manos y a los 850.000 empleados "no fijo" con cartas de despido y a la fila del paro hasta que se confunda con la cola del hambre guay. Y si lo demás peor mejor. Pero ojo a una dama de la poesía con el alma desnuda y girones de encanto... no suspiraré por nadie ni echaré en falta a alguien. Ni volverán a caer sobre mí aguaceros de recuerdos. Gracias.

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