jueves, 11 de octubre de 2018

La amiga de ayer.

La amiga de ayer, hoy, a pesar de los pesares será lo que quiera ser mientras no clave la mirada en el suelo e impida que su premisa sea la verdad. Aunque proponerle otras verdades a la cara sea alegórico. O soy corto de entendederas. Porque ahora, para mayor desconsuelo, me cuentan que ha decidido vivir entre lágrimas muriendo sin esperanza. Ni letra para una canción de santo sepulcro. Y todo por haber besado las mieles del éxito. Si alguien le aconsejara respirar su propio silencio encontraría el camino que busca, sea el que sea, pero ni alguien ni escucha: el silencio es su camino. Creyente en su único Dios como pretexto para sus oraciones no la tranquilizan ni recibe paz de alma. La vida enseña, pero solo la poesía explica y acompaña por el camino a quien la entiende. Por cierto, antes, paseando por Les Seniaes, el azahar me regaló su bendita esencia primigenia... Comenzó el milagro de la floración del azahar. Me apeo, vuelvo a Les Seniaes. Mañana sigo. Gracias.

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