¿Saben qué? Pues que mi esposa con una amiga (si llevara en cuenta las amigas de mi esposa llenaría un camión), están organizando un viaje a Zaragoza por el Pilar... La Virgen del Pilar. Que por falta de vírgenes no sea. La Virgen del Pilar y la de Covadonga que no me las toquen. Una asturiana y otra maña. Son de las más milagrosas. Ya lo saben: Asturias por ser mi tierra y Zaragoza por haber vivido mi primer ingreso en el manicomio. Lo mío sí que es un mar de lágrimas y ya me callo.
Pero no me callo y pregunto: ¿Qué pinto yo en Zaragoza por el puente del Pilar si a mí el gentío me mata? No sé qué hacer para convencer a mi esposa que me permita despojarme de la camisa de fuerza que supone ir a Zaragoza en esta fecha, y no por los buenos recuerdos. Asuntos inaplazables reclaman mi atención. Son asuntos de octubre que depurará noviembre. Son decisiones que vendrán impuestas por decreto... son desdichas o algo peor. En octubre el viento viene de cara y tengo la impresión de que por necesario y urgente algo va a ocurrir y no será por las buenas. Y hasta aquí puedo contar. Gracias.
Muy bueno ...
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