martes, 9 de octubre de 2018

El puente del Pilar.

¿Saben qué? Pues que mi esposa con una amiga (si llevara en cuenta las amigas de mi esposa llenaría un camión), están organizando un viaje a Zaragoza por el Pilar... La Virgen del Pilar. Que por falta de vírgenes no sea. La Virgen del Pilar y la de Covadonga que no me las toquen. Una asturiana y otra maña. Son de las más milagrosas. Ya lo saben: Asturias por ser mi tierra y Zaragoza por haber vivido mi primer ingreso en el manicomio. Lo mío sí que es un mar de lágrimas y ya me callo.

Pero no me callo y pregunto: ¿Qué pinto yo en Zaragoza por el puente del Pilar si a mí el gentío me mata? No sé qué hacer para convencer a mi esposa que me permita despojarme de la camisa de fuerza que supone ir a Zaragoza en esta fecha, y no por los buenos recuerdos. Asuntos inaplazables reclaman mi atención. Son asuntos de octubre que depurará noviembre. Son decisiones que vendrán impuestas por decreto... son desdichas o algo peor. En octubre el viento viene de cara y tengo la impresión de que por necesario y urgente algo va a ocurrir y no será por las buenas. Y hasta aquí puedo contar. Gracias.

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