Una amiga me envía un correo de urgencias para preguntarme si en mi viaje de fin de semana a Zaragoza ¿andaba por ahí Enrique? ¡Mátame camión!. Ella me pregunta y en vez de responderle educadamente, como Rajoy, maleducadamente, yo le respondo con otra pregunta: ¿quién es Enrique? Enrique, solo Enrique, con esas señas o pistas no sé. En mi otra vida tuve una vecina que se llamaba Enriqueta, pero no, Enrique no. Enrique ni de oídas me suena. Y soy persona de mucho mundo.
Amiga mía, si no me das más pistas solo te puedo decir en plan Perales: "¿Y quién es él? ¿A qué dedica el tiempo libre? Un Enrique en Zaragoza es como ver crecer un árbol frente a tu balcón que no te deja ver... Y no ver nada más allá. Si existe, si no es fruto de tu imaginación y merece la pena que le nombres en la distancia... tu palabra y tu corazón. Si Enrique es algo más que un nombre propio... Porque un nombre dice mucho de la persona, amiga mía, no. Además, de Enrique y nada más yo no me fío. Eso sí, si me pides ayuda para vencer tu destino puedes contar conmigo... y a muerte. Beso. Y salud. Gracias.
¿Cómo se vence al destino? Ni siquiera lo puedo cambiar.
ResponderEliminarBuenas
Muy buenos...
ResponderEliminarYo no sé, pero sé con quién hay que hablar para saber... Te quiero. Beso.
Salud.