Hoy, en Zaragoza, le digo a mi esposa que no volveré al pueblo de Patricia sin comer un bocadillo de calamares en la Calle del Tubo. Desayuno en el hotel y almorzar en la Calle del Tubo. Luego me despediré de Zaragoza pero antes me acercaré al Puente de Piedra para saber si el Ebro guarda silencio al pasar por el Pilar. También podía volver al manicomio pero no sé. Y no porque tema que me vuelvan a encerrar. (¡Calla por Dios!). No, no sé, y si no sé no sé. Por cierto, Zaragoza, como siempre, curas y militares, y ahora, además, porque está de moda, banderas españolas en los balcones. Del PP de Casado y Aznar casi nada me sorprende, pero del resto y el sentido común... En fin, mañana nos vemos en Les Seniaes. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario