lunes, 2 de julio de 2018

Yo lo he vivido.

Los ojos son chivatos, siempre lo digo. Viene al caso los ojos chivatos porque no engañan como no engaña quien diga que no pasa lo que está pasando... Por este medio hago saber que mi vida ha cambiado. (Mi vida ha cambiado pero no mucho).

Uno mete la pata de atrás en el Erario y acaba clavando la mirada en el suelo. Primero ante un corruptor y después ante un juez. (No pido sino que quien me lea lo haga entrelíneas). Vengo de lejos y con la cara de los entierros digo que nunca una acción impropia me obligó a clavar la mirada en el suelo; confieso que me supe rodear de personas honradas de lo contrario no sé. Gracias. Hice tanto bien como pude, nunca defraudé a sabiendas y he contribuido a crear en mi entorno más querido una convivencia sana. Ahora tengo experiencia que en nada valoro si no es para no volver a cometer excesos. Y no aspiro sino a hacer feliz a la gente que me quiere y quiero, y agradecerles tanto amor cuando me llegue la hora si lo he merecido: que me juzguen y sean benévolas. Joder, dona, perece que estoy escribiendo mis últimas voluntades... En parte mi vida se me fue entre los dedos y ahora me siento incómodo en esta deshonesta virtualidad que me toca vivir. Por eso, y lo que callo que es más, si alguien se acerca a mí y no es por amor, le invito a hacer como yo, preguntarle a mi conciencia si hago bien en pedir lo que yo no estoy dispuesto a dar ni loco de la cabeza. (Si la María me sigue acompañando viviré para negar a la muerte). "Ninguna persona puede ver y comprender en otros lo que ella misma no ha vivido". (Hermann Hesse). Gracias.

2 comentarios: