viernes, 6 de julio de 2018

Víctima del victimario.

"No te rindas, por favor, no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo el deseo, porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento, porque no estás solo, porque yo te quiero". (Mario Benedetti).

Niego a Patricia por matricular a Ian y Enol en un colegio de monjas y si me paro a pensar -de tener esa edad y ser su hija y no su padre-, dejaría que me matriculara a mí también en un colegio de monjas. Joder dona, a pesar de que lo mío viene de lejos, confieso que de un tiempo a esta parte creo que solo la fe salva. Y no hablo de la redundante pobreza y enfermedad y eso de que todo el mundo está endemoniado como el señor de la ITV, hablo de la esperanza: sin fe no hay esperanza. La fe es la creencia definitiva de que existe la esperanza. (O era). No quiero morir hasta que me devuelvan lo que me robaron: La esperanza. Si a un viejo le roban la esperanza ¿qué le queda? El que más o el que menos anda a la gresca consigo mismo, con uno u otra o con la usura, ay, la usura de los usureros que echaron a miles de familias de sus casas y ahora las venden un 20% del valor de desahucio a un fondo buitre... con ese nombre no puede ser bueno. Importa la salud. Me apeo, tengo la cabeza que no sé si es mía o de la vecina, si sigo en este plan acabaré mordiendo a alguien y no. Con el perdón. Gracias. 

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