sábado, 14 de julio de 2018

Según me cuentan.

De amor ya no se muere ni en Teruel. Y esto es un drama que conduce a lo peor, sea lo que sea lo peor. Y, sin embargo, el amor verdadero... Porque oiga usted, hay verdaderos profesionales del amor que juran amor eterno y al doblar la esquina te clavan un puñal en la espalda y como si la cosa tuviera guasa, te pegan el letrerito de "inocente" a modo de sutura para que no te desangres. Hay que joderse... Y se jodió. Estúpidos, sigan por ese camino que va a ninguna parte y, por mucho éxito, como decimos en Asturias: "al platu vendrás arbeyu". A pesar de saber que en el amor no hay culpables, o que uno quiera y otro se deja querer (tengo ejemplos con nombre y apellidos) quien encuentre amor del bueno, ay. El amor verdadero si lo es nos acompaña toda la vida... El buen amor extrae lo mejor que uno tiene y lo da a conocer como algo natural, sin obviar que sigue habiendo amores que son patologías demoníacas (versión de los monseñores y otros depravados). Y sí, si el amor es correspondido, entonces... A esta hora y en algún lugar cercano dos corazones y una promesa ha echado a andar... Que la Magdalena los acompañe y amén. (Deja que un hombre o una mujer te estropee la mejor historia de amor que has leído o te han contado porque ninguna historia de amor se parecerá a la que tú puedas experimentar. Según me cuentan). Gracias.

1 comentario:

  1. Ya lo escribió Alfonsina

    Un sol


    Mi corazón es como un dios sin lengua,
    mudo se está a la espera del milagro,
    he amado mucho, todo amor fue magro,
    que todo amor lo conocí con mengua.

    He amado hasta llorar, hasta morirme.
    Amé hasta odiar, amé hasta la locura,
    pero yo espero algún amor-natura
    capaz de renovarme y redimirme.

    Amor que fructifique mi desierto
    y me haga brotar ramas sensitivas,
    soy una selva de raíces vivas,
    sólo el follaje suele estarse muerto.

    ¿En dónde está quien mi deseo alienta?
    ¿Me empobreció a sus ojos el ramaje?
    Vulgar estorbo, pálido follaje
    distinto al tronco fiel que lo alimenta.

    ¿En dónde está el espíritu sombrío
    de cuya opacidad brote la llama?
    Ah, si mis mundos con su amor inflama
    yo seré incontenible como un río.

    ¿En dónde está el que con su amor me envuelva?
    Ha de traer su gran verdad sabida…
    Hielo y más hielo recogí en la vida:
    Yo necesito un sol que me disuelva.

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