viernes, 20 de julio de 2018

Ya amanecerá algún día.

Hace un calor de aquí te espero. ¿Sabes qué? mejor no vengas hasta el frío invierno y echemos en falta el calor del verano.

Lo bueno que tiene este calor tan y tan asfixiante es que no necesito ir al mercado de los viernes a comprar disculpas para no salir de casa ¿? El que no se conforma es porque no quiere. Yo no soy de esas que no están de acuerdo con la vida que eligieron o les tocó en suerte porque no saben qué hacer con su agonía... Yo soy de las que dedican todas las horas de sus días a aprender lo que no saben. A veces echo cuentas y pienso que faltan horas a mis días y que moriré sin saber siquiera lo suficiente, y otras veces pienso que si mis días tuvieran más horas no tengo capacidad de aprender porque mis neuronas no trasmiten y mi unidad funcional no interpreta. Confieso que miento cuando digo que hago los recados que mi esposa me encarga porque ni Clodomiro una libra de clavos y un formón... Ni cantando soy capaz de recordar la lista de la compra y las gafas de leer no me favorecen. Lo tengo escrito por ahí: vivo en el pueblo de Patricia porque yo lo elegí pero no imaginé que llegaría a vivir de las apariencias ni que atávico y desmemoriado de sus conquistas sociales y laborales el pueblo de Patricia (uy, o dejo la cazalla, y desayuno leche con cereales o moriré de una borrachera mental) pueda aceptar falsas promesas de políticos en sus fiestas de fin de campaña. El pueblo de Patricia enajenado con compromiso de permanencia no me sanará como creí que me sanaría. Sino igual está peor que yo. Olvidadizo de toda identidad y conciencia, por Eugenio sé que hace tiempo quiso elevar la dignidad social y laboral de sus conciudadanos pero descuidado por sus dueños quedó en casi nada. 

Un pueblo se muere de pan y justicia mientras sus mandamases se vuelven más imperialistas y opresores. Suena fuerte, lo sé, pero ellos no lo saben... Como tampoco saben que nunca es más oscura la noche que cuando va a amanecer. Gracias.

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