martes, 10 de julio de 2018

Desengaño.

Ayer, Flor de María me obligó a escribir a la amistad que nos une, y hoy, porque no quiero recurrir de nuevo a la primera de los diarios... Joder, dona, escaso de inspiración no puedo sino recurrir a las primeras de los diarios y volver a la realidad de todos los días y sus noches, a la corrupción de los políticos y sus corruptores. Para quien no sabe ni quiere aprender de sus horrores dispongo de la sabiduría necesaria en un libro bueno. Que nadie se escude en un poeta porque sabe que un poeta no miente: "Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y, otra vez, con el ala a sus cristales jugando llamarán". Lo escribió Gustavo Adolfo Bécquer, pero no importa porque no volverán las oscuras golondrinas. Todo tiene un final, y este país, si aún se le puede llamar país, ha acabado con el amor de los poetas. Siquiera yo estoy de acuerdo con la máxima -y dale a Gustavo Adolfo Bécquer-: "Mientras se sienta que se ríe el alma sin que los labios rían; mientras se llore sin que el llanto acuda a nublar la pupila; mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan; mientras haya esperanzas y recuerdos, habrá poesía". Quien no sabe ni quiere aprender de sus horrores, quien tiene imposible arreglo, como si la cosa no fuera cosa suya, no puedo sino decirle que de tumbo en tumbo se pierde el rumbo y después de perdidos al río. Gracias.

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