Mi esposa sigue con el roto en el brazo... (de otra manera bien, gracias) y quedarme en casa como si me hubiera vencido mi mente absurda (ah, no, antes enterrado que vencido), me adentré en Les Seniaes acompañado de mi impagable soledad. Y justo al pasar por el atajo de Flor de María se unió a mí la Dependencia por la Dana de Valencia. Mi niña, mi niña, mi niña... Además de la reconstrucción, los ladrillos, los muebles, el coche, la moto y etcétera, mi niña, queda saber cómo gestionar el duelo humano, como siempre que ocurre una tragedia mayor acompañada de la contienda politiquera (malditos politicastros que hacen campaña con sangre de los muertos), también queda por saber, y eso es un desorden mental, cómo y por dónde llegarán las ayudas económicas para volver a empezar (prioridad absoluta, dejo al margen la esperanza) si es posible. Dios cuida de ti, Dios tiene un plan para cada uno de nosotros... Dios con su María dormitan a la sombra de un naranjo. No hace falta la influencia del maligno para alejarse de Dios (todo es opinable). Vale lo dicho para blanquecer al verdadero culpable: El cambio climático. (Mazón por boca de Montes: "El cambio climático es bueno para el turismo"). Para muchos valencianos el verdadero sentido de la vida está muy alejado de una vida afortunada, pero muy cerca de una muerte inminente. Gracias.
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