viernes, 15 de noviembre de 2024

La furiosa indignación mía.

La posverdad, que días atrás traje a de soslayo sigue persiguiéndome. Lo escribí días atrás, pero viene de muy lejos. No me lo quito de la cabeza (si pueden elegir elijan un resfriado y no un trastorno obsesivo-compulsivo). La verdad no se acerca al debate para contrastar opiniones, la acorralan con insultos a la inteligencia y mala praxis. Tenemos libertad de información y elegimos la infamia verbal creando sin darnos cuenta el sicariato mediático en un mundo donde la dignidad, como la verdad, ya no es importante y el respeto como pilar fundamental en la convivencia justa es de antes; en tal mundo, una mujer medita la posibilidad de ser bibliotecaria, lo que inevitablemente la expondría, no a la crítica o la evidencia de sus errores que valora la María, sino a la ignorancia del sicario encargado de la propaganda en las redes. Tanto dolor ya no se puede aliviar ni con sangre. (... lo cual, visto por don Quijote, pareciéndole que allí venía bien usar de su caballería, socorriendo a las doncellas menesterosas, puesta la mano en el puño de su espada, en altas e inteligibles voces dijo: "Ninguna persona, de cualquier estado y condición sea, se atreva a seguir a la hermosa Marcela, so pena de caer en la furiosa indignación mía"). Gracias.

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