La mejor universidad... la experiencia. No, eso no. El mejor maestro... Jesús el Cristo. No, eso no. El día más guay... el que sabes disfrutar. Sí, eso sí. La palabra sincera... la que oyes deseada. Sí, eso sí. El mejor proyecto de vida compartida... (con la vida compartida aparece la muerte en exclusiva... no debiste cambiar tus caderas de acera... Qué poco tú te has querido). Uf, qué cabeza, se me olvidaban las frasecitas hechas (va por ti): el secreto mejor guardado, el que callas; la mejor pelea, la que evitas; el logro más grande, vivir sin complejos; la mejor droga, el amor. Y aquí lo dejo que voy al tren y llego tarde. Voy a Valencia a comprar un seguro de sana razón en una clínica de salud mental. La mejor inversión... la salud mental. Sí, eso sí. Está de moda la salud mental, en la calle, en el bar de la esquina encuentras un alma en pena a voz en grito. El gobierno invierte en corrupción y sí, eso también, pero si una pequeña parte de la inversión se dedicara a la salud mental... Este país es una gran estafa. Y anteayer halloween: la doblez como estilo de vida. En la trapería de Kristel le quitan los disfraces de la mano. A mí eso de halloween me da repelús. Hace ahora mil de años "el irrepetible" lo prohibió porque los asesinos en serie se ponían las botas y esas ganas de matar las tenía él patentadas. Joder, dona, qué matraca, algún día tendré que volver al amor y la santa poesía: el mismo cuento de viejo cansa. (Ahora sí que perdí el tren. Lo volveré a intentar mañana). Gracias.
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