domingo, 10 de noviembre de 2024

En noviembre.

La política, como el amor, siempre ha hecho extraños compañeros de cama. Tal que, retirado formalmente el proyecto a la vecindad vencida, ha aparecido en el escenario político una feliz coincidencia entre la oposición y el gobierno a la que debo referirme, pues no es casualidad que estén de acuerdo en que hay un Dios (único y verdadero) y un hijo. Sin darnos cuenta situamos el empuje de nuestros logros por encima de quien intentó ilustrarnos. La política no es tan devota como la religión. El gobierno empieza las cosas y les pone fin antes de acabarlas y la oposición canta un bolero. Al borde del precipicio no se construye una sociedad: la ciudadanía está dispuesta a dar un paso al frente insistiendo en el suicidio colectivo. Los planes no se afianzan, los deseos no son puente de alianzas: la cuerda estira, pero no llega. Conviene pues, no malgastar el erario en verosimilitudes... "Las viejas ofensas no se borran con beneficios nuevos, tanto menos cuanto el beneficio es inferior a la injuria". (Nicolás Maquiavelo). Siempre hay un ganar tras la inversión del tiempo (aunque también se puede ganar haciendo nada). Antonio Machado: "Ayer dominadora, envuelta en sus andrajos, desprecia cuanto ignora". No podemos despreciar lo que ignoramos. Sin ser Blas de Otero "pido la paz y la palabra". En noviembre (antes de que llegue el frío invierno). Gracias.

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