sábado, 3 de junio de 2023

Los años y el olvido.

Más allá de cantar miserias en las redes, más allá de estar en todas partes y en ninguna, más allá; para no ir más allá y paz a los restos, salud mental, recomienda sacar del armario la cara de ir al cine los domingos con el amigo para evitar el olvido. El amigo solo viene a hablar de su libro. Cuando paso por la calle del Santo Sepulcro (el asunto tiene difícil solución), nadie se atreve a joderle el milagro a Jesús el Cristo y revivirme. Esta tragedia, por ser quien soy, me desconecta de la vida. No sé cómo sucedió, pero un día, al doblar la esquina, me di de bruces con los años altos y la salud mental deteriorada. La maldita redundancia que tantas veces nombro. Echo de menos al amigo, la grandeza llena de virtudes que florecían en mis años de juventud. Me miro al espejo y las arrugas de la piel: ni la María me reconoce. Yo que pude amar a gente extraordinaria. Que pude ser paciente porque una vida es nada. El amor invita a habitar otros corazones. También asienta el paso por el camino del peregrino. Mi vida es el tango más triste y no sé qué hacer con ella. (Pero ese será tema para otro de soslayo). Gracias.

2 comentarios:

  1. No, no, los tangos no son tristes, si acaso melancólicos y desgarrados, el fado es triste jaja pero aun en su melaconlía tienen tantísima vida y energía que te propulsa, así que te voy a dejar mi favortito, sobre todo fíjate en el violín, es de un prodigioso violinista, uno de los mejores de todos los tiempos, que al no poder casi andar, se subió a la música y mientras los demás caminábamos, el volaba ... for you; )

    Un beso y feliz finde

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  2. Qué lindo. A quién no puede gustar sabiendo su historia o no. Maravilloso. Gracias, María. Beso grande.

    Salud.

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