viernes, 9 de junio de 2023

Amaneció.

Amaneció, me desperezo, me levanto y asoma la tristeza después de haberme acostado feliz. Imagino que quise soñar el final, soñar solo unos minutos, lo justo para quedarme con un poco de ceniza de ti en las manos. (Recibí de tu parte por escrito agravios contra mis cincuenta años de movimiento obrero. Te ciega el odio y te falla la memoria. En qué poca estima te tienes, y qué mucho aún te queda por sufrir).
De la peor manera te vi partir y no quiero que regreses ni en mis noches desveladas como sentimiento vago. Me tuviste desconcertado demasiado tiempo y no quiero volver a enfrentarme a ti en el caos: tanto silencio provocado, tanta muerte sin sangre, tanto marcar el paso del tiempo para llegar a no sé dónde, tanto, tanto, tanto... ¿Qué tanto y siempre lo mismo? Me aburres. Extiende tus recuerdos hasta que aparezca el olvido y luego espera callada el eco de mi voz... callada y sentada espera. Como creyente en un Dios arrepiéntete de haber tardado en olvidarme (si me has olvidado).
No creeré más tus mentiras,
aunque sean verdades. Indiferente, no te ofrezco mi lástima para que vayas a menos, apáñatelas tú misma, es lo único que haces bien del todo.
Apenas eres descrédito para mí, y nada para mi deseo.
¿Qué más puedo decirte, sino que en ataúdes yace el amor amigo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario