viernes, 23 de junio de 2023

El bien común, siempre.

Me interesa debatir a dos sobre un tema de importancia, como en los mejores tiempos. Antes me pagaban por acordar. Las partes se sientan en torno a una mesa y, de dos, uno (siguiendo el plan de sus estrategas de confianza), antes de poner las cartas sobre la mesa, pone los humildes de semental. Y hasta luego Mari Carmen. Lo que no aporta al acuerdo me aburre y el desprecio a la inteligencia me duele. Estoy sembrado de mala educación y si me desprecian me duele. Se trata de debatir para llegar a un acuerdo y el desprecio es lo último que se puede permitir un intento de acuerdo. Soy terco de pensamiento analítico y me duele reflexionar con un vivir si no es auténtico. Si un vivir auténtico va a un vivir mentido, realmente no sabe de dónde viene, por consiguiente, no sabe a dónde va ni lo que debe hacer. En los años altos ofende tener que explicar que la ideología no la da un carné, sino los ejemplos. Los humildes de semental no es una propuesta, es una bravata. (Cese a sus estrategas de confianza. Para llegar a un acuerdo, no se debe elegir la ley del más fuerte, sino el bien común). Gracias.

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