sábado, 10 de diciembre de 2022

Emilio.

Alguna reflexión se debiera extraer de esta muerte, y sobre todo de esa vida. Un hombre bueno ha muerto. Paz a los restos.

Se llamaba Emilio y hoy ha muerto. O se pudiera decir que quien ha muerto ha sido una esperanza que ya agonizaba hace tiempo. A su manera hizo de las derrotas un monumento a la vida sin líderes ni banderas. Amó a su familia. Declaró Santa la Poesía y denunció los descuidos de la María desde un perturbador de soslayo he hizo honor a la empatía, la solidaridad. Se llamaba Emilio y hoy ha muerto. Llevaba tiempo alimentado artificialmente: un día pa´lante, dos pa´trás, pero siempre por un camino cercano al paraíso donde todo comenzó hace ahora mil años, donde solo se juntan las vidas paralelas: Les Seniaes.

Emilio fue un hombre honrado y nunca ahorró esfuerzos en favorecer a su colindancia, sin embargo, en vez de echar de su casa al maligno con el rabo entre las patas lo que hizo fue darlo a conocer sin complejos, sinceridad (debilidad, tal vez) que pagó con la soledad. Ese fue su horror, esa su tragedia. Si un minuto de silencio por su alma reparara este enojoso asunto como lo reparan en el camposanto; si un minuto de silencio por cada mirada de soslayo, cada lágrima, cada instante o cada pueblo. Si un minuto de silencio honrara su voluntad sin importar su origen ni el dolor que imponen los adioses, el discrimen odioso y el repugnante prejuicio. Si un minuto de silencio compensara su inconsciencia. Si un Emilio inquebrantable en sus sentimientos. Si un Emilio en su coherencia se pudiera reflejar en sus decires. Si un Emilio se viera agonizar en sus sueños.

No hace mucho tiempo, quizá buscando un asiento cómodo para sus huesos estuvo en el Camposanto: "prohibido caminar mirando hacia las estrellas", "prohibido amar sin complejos", "prohibido beber en otros labios", "prohibido actuar en secreto", "prohibido lo obvio", "prohibido emborracharse y abrazado a una farola vociferar Asturias Patria Querida", "prohibido escribir entrelíneas sin traductor al bendito amor". Estuvo en el Camposanto y a poco más se queda, pero a la María gracias, en un descuido pecó. Y al pecar recordó cosas olvidadas que son indispensables en el equipaje de la vida. Y recordó que poder es querer. Y recordó la alegría perenne y la esperanza de quien no se rinde en cualquier circunstancia. Y recordó el canto de la auténtica verdad. Y recordó las razones por las que el camarada y amigo dan la vida por una causa solidaria. Y recordó que amó a su patria con el orgullo exacto para sentirla en lo más profundo del alma. Y recordó que hay que vivir compartiendo el día puesto que, la muerte, burlona y dulce nos acompaña en todas las acciones que emprendemos. Y recordó, también, que estamos condenados a vivir. Desafortunada paradoja. Emilio era poeta de mala prosa y escribió su muerte y hoy ha muerto (redundante hasta la muerte). A nadie le importa si murió de pena o lo mató su innegable capacidad para la autodestrucción.

En de soslayo. Sábado, 10 de diciembre de un cumpleaños feliz.

2 comentarios:

  1. Hola Emilio
    Vine e día de tu cumpleaños pero sucedió que no supe qué decir.Y me fuí y volví y me fuí y volví. Sucedió que entonces perdí las palabras cosa que me abrumó demasiado. Por primera vez en tu cumpleaños no supe qué decir.
    Decir Te quiero se leía tan solitario como tú y como yo frente al monitor.
    Seres solitarios en la virtualidad, yo en mis dos vidas soy tan solitaria como el mosco zumbón
    tratando de distraerte por las mañanas.

    Un fuerte abrazo en solitario

    Te quiero

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  2. Nunca te enteras. Te lo explico hoy, el día del tuyo. Iré en tu busca para decirte que yo también te quiero. Muchas gracias.

    Salud.

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