Hoy quiero traer a de soslayo un desprecio político de libro. Los políticos se reparten el erario e insultan nuestra inteligencia. El pueblo no es sabio, es soberano. Hasta mayo sabremos quién, en junio el por qué. Los partidos políticos son oficinas de empleo. Dudo si escribir de política o de amor, a fin de cuentas los dos cotizan en Bolsa. Escribir una hazaña política, o una vendetta familiar, es pasar el tiempo a disgusto. Mis disgustos no son de mi gusto. Escribir una noche de lo malo, lo peor, es desgarrador. Desesperadamente, busco el perdón que creo merecido, pero si no alcanzo la obediencia exigible, no escribiré el día que mueve mis argumentos. Andar los caminos embarrados de carros y carretas por Les Seniaes y escribir el día me mantiene en pie. Se comenta que existen enamorados que, luego de cumplir condena, dejan la puerta abierta por si un día deciden volver sin culpas ni disculpas. Con acciones individuales no se llega a ninguna parte, ni regalando odios. Hablo de actitudes. "El hombre que ha perdido la aptitud de borrar sus odios está viejo, irreparablemente". (José Ingenieros). Gracias.
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