"Todos tenemos algún antepasado imbécil. Todos, en algún momento de nuestras vidas, encontramos el rastro, las huellas vacilantes del más pelmazo de nuestros antepasados, y al mirar ese rostro huidizo nos damos cuenta, con incredulidad, con estupor, con horror, de que estamos contemplando nuestra propia cara que nos hace guiños y muecas amistosas desde el fondo de un pozo". (Roberto Bolaño). Bolaño ni se imagina el daño que me hace al echar sal a la herida de mis desengaños. Con familia nací y al pasar los años que buen provecho les haga y amén. Como una amiga al preguntarme si quería ser una más de su familia o quedar como amigas. Después me buscó, me encontró, y si algo bueno hay en mí se quedó con lo peor. Beso. A otra la quiero, me quiere y es todo. Sería todo si lo fuera, pero no lo es. A esa otra amiga la quiero y ella a mí no. He ahí la cuestión. Pues no hallará amiga tan chévere, familiar no familia, y sin límite de tiempo para decirle a la cara -esposada a la pata de la mesa para que no vuelva a salir huyendo- cosas vitales que no le gusta oír. Yo no soy la típica rubia. Gracias.
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