Comprometerse y volver a empezar. Recomenzar. Estaba dispuesto a que me escucharan haciendo lo imposible, sea lo que sea lo imposible. Yo quería que me escucharan. Recuerdo, pero no recuerdo qué. Únicamente recuerdo que lo intente y que hice lo imposible, insisto, sea lo que sea lo imposible, para que me escucharan y no me escucharon. Siquiera me abrieron la puerta si estaban dentro, y dentro estaban. "Hacen falta dos para decir la verdad; uno que hable y otro que escuche". (Henry David Thoreau). Uy. Pues lo volvería a intentar para que no se diga que no hice lo imposible para que me escucharan. Bah. ¿Caben medias tintas? En realidad no quería recomenzar, quería empezar y hacer las paces con Morfeo. Voy de pastillitas de colores que me vomito. Llegará el día y haré las paces con Morfeo. Y de regreso al imaginario de los altares mediáticos. Qué manera de ganar indulgencias. Qué insoportable levedad del ser. (Tú y no otra me has regalado un rayo luz. Me hiciste feliz. Muy feliz. Hasta un rayo de luz deja rastro. Beso. Activa la conversión y yo te regalaré una lluvia de estrellas). Gracias.
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