"No me tientes, que si nos tentamos no nos podremos olvidar". (Mario Benedetti).
Como testigo irrebatible de mi vida lamento los sueños entregados a la cobardía, oportunidades perdidas; amor trasformado en desamor porque sí o porque no. No soy especialista en vivir de la mentira, pero sospecho que hoy en día hay demasiada gente viviendo de ella. Sin embargo, algunos sueños que parecían imposibles acaban por cumplirse. Triste, muy triste. Nada aprendimos y estoy cansado de esperar. En una decepción cabe el amor fiel, tan fiel como el olvido. Hay asuntos esenciales en la vida de los demás que no entran en mis intereses; y no me apetece compartirlos. Así soy, si alguien puede impedir que lo siga siendo, tampoco entra en mis intereses. Soy persona desinteresada y tengo la mente demasiado pequeña y no entra el sol. ¿A qué tanto esperar? No entiendo nada. Algo sospecho, pero tampoco me gusta nada. Me subo pues al carro de los que no entienden nada nada. (De la tentación que nos lleva a no poder olvidarnos me gusta el amor que encierra). Gracias.
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