"Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla". (Sigmund Freud).
Después de una orgía de excesos he decidido tomar un descanso reflexivo en un lugar tranquilo... Hablé sin pensar y ahora me siento esclavo de la palabra. Esclavo de la palabra ya lo era, pero no de sus decires. No anhelo consuelo. Que nadie se atreva a molestarme. Que nadie me interrumpa. Que nadie quebrante mi silencio. Que nadie me recuerde lo que me espera mañana. En los años altos antepuse una salva de aplausos a la experiencia. Y de no estar el futuro en el pasado solamente vale la experiencia. Necesito tiempo, tiempo para reflexionar y espacio para librarme de ataduras. No es la primera vez que dejo la experiencia atrás, pero jamás como ahora me he decepcionado de esta forma. Son sentimientos malheridos. Fueron y quiero que sigan siendo sentimientos fraternales y tengo el tiempo exacto para sanar heridas y esclarecer ofensas. Y tanto olvido. El tiempo nada cambia, solo el amor cambia y moldea. (Y tú libérate, libérame de esa experiencia amarga). Gracias.
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