lunes, 21 de febrero de 2022

Cupido ha muerto.

Cupido ha muerto. O ya no es el dios del deseo amoroso, que viene a ser lo mismo. Según un estudio de la Universidad de California publicado en la revista "Nature", el deseo amoroso es una molécula y se llama "Dh31". "31" para los amigos. ¿En serio? Cupido ha muerto y el poeta, Gustavo Adolfo Bécquer, lo sabía: "podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía".

¿Y ahora? Ahora la poesía tendrá que cambiar de nombre a los poetas y llamarles "Mensajeros de Moléculas". La poesía, lo más hermoso que jamás soñé conocer. Ahora, al conocerla y entenderla, a veces sin explicarse; santa poesía. Y ahora que pierdo el tiempo, tiempo enorme que dedico a leer poesía; tiempo enorme nunca mejor empleado. Una flor de azahar, unas pastas de té y un café, una mirada de soslayo, perfumes y armonías, seducción; es deseo para el amor. Creo en la ciencia y en el deseo amoroso. (Mejor le iría a la ciencia si se dedicara a revelar el principio de la vida y el fin de las enfermedades. Y el deseo amoroso anhelarlo con vehemencia para que la poesía nos permita imaginar una vida plena de felicidad). Gracias.

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