Cupido ha muerto. O ya no es el dios del deseo amoroso, que viene a ser lo mismo. Según un estudio de la Universidad de California publicado en la revista "Nature", el deseo amoroso es una molécula y se llama "Dh31". "31" para los amigos. ¿En serio? Cupido ha muerto y el poeta, Gustavo Adolfo Bécquer, lo sabía: "podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía".
¿Y ahora? Ahora la poesía tendrá que cambiar de nombre a los poetas y llamarles "Mensajeros de Moléculas". La poesía, lo más hermoso que jamás soñé conocer. Ahora, al conocerla y entenderla, a veces sin explicarse; santa poesía. Y ahora que pierdo el tiempo, tiempo enorme que dedico a leer poesía; tiempo enorme nunca mejor empleado. Una flor de azahar, unas pastas de té y un café, una mirada de soslayo, perfumes y armonías, seducción; es deseo para el amor. Creo en la ciencia y en el deseo amoroso. (Mejor le iría a la ciencia si se dedicara a revelar el principio de la vida y el fin de las enfermedades. Y el deseo amoroso anhelarlo con vehemencia para que la poesía nos permita imaginar una vida plena de felicidad). Gracias.
Muy lindo
ResponderEliminarSolo cambia de nombre, las funciones son las mismas...
Saludos
Poetas nos gusta más. Gracias, Carlos.
ResponderEliminarSalud.